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Tensiones éticas en el auge del MTB: Conductas Controvertidas a atajar

El auge experimentado por el mountain bike en los últimos cinco años, impulsado principalmente por la popularidad de las bicicletas eléctricas (ebikes), ha llevado consigo una masificación de este deporte que ha dado lugar a ciertas conductas poco éticas, las cuales están dañando la reputación de la comunidad ciclista.







El crecimiento del número de personas que practican el mountain bike incluye a algunos recién llegados que no son ciclistas de corazón, sino individuos atraídos por las ebikes, quienes ven este deporte como un pasatiempo de fin de semana en contacto con la naturaleza, pero sin poseer el mínimo conocimiento ni respeto hacia la cultura ciclista y el entorno en el que se desenvuelven.







En esta nueva oleada de ciclistas de montaña, hay quienes consideran las montañas como territorio sin normas una especie de "aguas internacionales", actuando como si los senderos compartidos fueran pistas de carreras, descendiendo a gran velocidad sin preocuparse por otros usuarios. Su actitud egoísta y arrogante les lleva a ignorar la prioridad de paso de senderistas y jinetes, forzándolos a apartarse o esquivarlos en el último momento, lo que afecta negativamente a la imagen de toda la comunidad ciclista.


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Por otro lado, existe un grupo de ciclistas que buscan recortar tiempos utilizando trazadas más directas y rectas, lo que está causando un daño ecológico en los senderos al evitar las curvas y montando campo a través para crear una linea recta, convirtiendo rutas antes divertidas con curvas ,en tramos monótonos y degradando el entorno natural. Además, el uso indebido de las potentes ebikes ha llevado a algunos ciclistas a circular fuera de los senderos marcados, creando nuevas rutas y degradando áreas naturales , replicando errores cometidos anteriormente por las motos de enduro.


En un deporte que encuentra su esencia en la conexión con la naturaleza y el respeto mutuo entre los usuarios de los senderos, es vital abordar estas conductas controvertidas con prontitud y determinación. La comunidad ciclista, consciente de los desafíos que enfrenta, tiene la responsabilidad de promover valores de ética,deporte, respeto y responsabilidad ambiental en cada pedalada. De lo contrario, corremos el riesgo de que estas actitudes irresponsables terminen por provocar la expulsión generalizada de las bicicletas de montaña que tanto disfrutamos.Si no somos delincuentes a pedales, debemos de demostrarlo y no solo decirlo cuando vemos que nos multan o nos señalan.