La relación entre Strava y Garmin siempre ha sido simbiótica. Uno registra tus rutas; el otro te hace competir contra ti mismo. Pero a finales de septiembre, esa convivencia se torció.
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Strava decidió llevar a Garmin a los tribunales por supuesta infracción de patentes relacionadas con dos de sus características más icónicas: los segmentos y los heatmaps (mapas de calor). Sin embargo, apenas unas semanas después, el gigante del fitness social ha*retirado la demanda. En el papel, el motivo es una “desestimación voluntaria sin perjuicio”. En la práctica, parece un claro *back down* —una retirada estratégica que deja a Garmin intacta y a Strava con más preguntas que respuestas.
Todo comenzó cuando Garmin actualizó sus políticas para desarrolladores API el pasado 1 de julio, incluyendo una cláusula que exigía que cualquier aplicación que usara datos de dispositivos Garmin, debía mostrar una atribución visible del nombre del dispositivo o el logo.
Para Strava, eso equivalía a hacerle publicidad gratuita a Garmin dentro de su propia plataforma. Pero lo que parecía una batalla por los derechos de los usuarios, en realidad escondía una lucha por el control del ecosistema digital ciclista. Garmin controla el hardware; Strava, la comunidad y la motivación.
La polémica escaló rápido. Usuarios y desarrolladores empezaron a revisar las Brand Guidelines de Garmin, descubriendo que nunca se exigía el logo de forma obligatoria, sino una simple atribución textual del tipo: "Datos obtenidos de Garmin Edge 840”.
Es decir: Strava había exagerado. Y lo más irónico es que Strava aplica una política casi idéntica para su propia API: cualquier aplicación que use datos de Strava debe incluir el texto “View on Strava”.
El 11 de octubre, once días antes de retirar la demanda, un desarrollador filtró un correo oficial de Strava que confirmaba un cambio de rumbo:
“Los datos obtenidos a través de la API de Strava pueden incluir información que requiera atribución a Garmin. Por tanto, las aplicaciones deberán mostrar dicha atribución según las directrices de marca de Garmin.” Traducido: Strava aceptaba las condiciones de Garmin.
El 22 de octubre, llegó la confirmación oficial: el documento judicial incluía una sola línea —“Notice of Voluntary Dismissal”—. Caso cerrado, sin acuerdo público, sin compensaciones, sin ganadores… pero con un claro perdedor en imagen.
El conflicto no iba realmente de patentes, sino de control de los datos y la identidad visual en las plataformas, Garmin busca coherencia y visibilidad de su marca; Strava, mantener independencia y control sobre la experiencia del usuario. El resultado deja a Strava en una posición incómoda.