Las tiendas de bicis son un santuario para cualquier rider: el lugar donde llevas tu montura a ponerla a punto, donde pillas ese componente que te faltaba, o incluso donde te echas unas charlas con otros locos de las dos ruedas. Pero ojo, no todo vale: hay comportamientos que ponen de los nervios a los mecánicos y dependientes… y que, sinceramente, rozan el “trolleo” máximo.
Foto: leisurewheels
Pagar en cerveza o a base de trueques
La birra mola, una Play también… pero no pagan facturas. Los talleres no son un mercadillo medieval: la próxima vez que quieras liquidar con un par de cañas, recuerda que lo que necesitan es pasta, no tapas. Recuerda que si quieres una mountain bike nueva o un par de ruedas a estrenar deberás de pagarlas con dinero o no darle como parte de pago algún otro objeto, suena raro, pero esta pasando.
Pedir herramientas como si fuera tu caja personal
Una bomba de aire para una emergencia, vale. Pero pretender que te presten un extractor de bielas o un centrador de ruedas es pasarse. Cómprate tus herramientas básicas y deja tu bicicleta en manos de profesionales cuando necesites por ejemplo extraer unos rodamientos o cortar la caña de la horquilla. Un taller no puede dejarte una herramienta ya que puede necesitarla para trabajar en cualquier momento.
Corregir al mecánico con tu “masterclass de YouTube”
Si llevaste la bici es porque necesitas ayuda, no porque quieras dar lecciones. Ellos arreglan decenas de bicis al día. Deja el tutorial para casa y confía en el profesional. Lo mejor que puedes hacer es dejar la bici e irte para que el mecánico trabaje tranquilamente.
“La quiero para hoy"
El clásico. Pero en el taller las bicis van por orden. Saltarse la cola no solo es egoísta, también imposible cuando hay decenas de bicis esperando. Sé previsor y no esperes a última hora, no se te ocurra ir un viernes por la tarde con una avería que requiere tiempo para ser reparada y querer tener la bici para montar el sábado por la mañana.
Dejar la bici sucia
Si entregas la bici hecha un lodazal, lo primero que tendrán que hacer es lavarla… y sí, eso se cobra. Hazle un lavado rápido en casa y te ahorrarás miradas asesinas, siempre se trabaja sobre bicicletas limpias.
Regatear como si estuvieras en un bazar
Los precios de bicis y componentes no son inventados: vienen marcados por distribuidores y marcas. El tendero puede regalarte revisiones o algún detallito, pero no esperes que baje el precio a lo loco.
Oye, ¿me lo miras? Es solo un segundo”
El clásico ciclista que entra con maillot aún sudado y suelta: “Es solo regular el cambio”. En cuanto la bici toca el potro, aparece una lista infinita de problemas. Spoiler: nunca es “solo un momento” y ademas estas pidiendo que dejen todo lo que estén haciendo para mirar tu bici.
Usar la tienda como probador de online
Ir a probar tallas de zapatillas o de un maillot y preguntar por un componente para verlo en directo, para luego comprarlo online… no mola nada. Las tiendas físicas no son showrooms gratis, son negocios que sobreviven gracias a tus compras.
Pedir que te patrocinen
Pedir material gratis o ropa “por la cara” no es sponsorship. Los sponsors llegan cuando tienes currículum, resultados y presencia. No cuando insistes en la tienda hasta cansar.
