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La erosión como arma contra el mountain bike

 

Es habitual por desgracia escuchar cada semana alguna noticia donde prohíben la práctica del mountain bike o bien por sendas o directamente en amplias zonas, siempre para realizar estas discriminaciones usan razones ecológicas alegando y blandiendo la espada de la erosión hacia todos nosotros para echarnos.





La erosión no es un arma nueva de ataque,es muy vieja y a día de hoy hay estudios que han desmontado esa teoría, el más famoso fue hecho por Lucas Chiu y Lorne Kriwoken el cual puedes leer AQUÍ. La conclusión de este estudio dio a la luz que una actividad que golpee el sendero erosiona mucho más que una actividad que ruede por la superficie de esta, dando a la luz que actividades como el caballo o el senderismo son más perjudiciales para una senda que una bicicleta.  



Sin irnos tan lejos los que llevamos montando desde los años 80 en bicicleta de montaña, vemos como las sendas que siempre hemos utilizado para rodar,siguen estando ahí y las que ya no están han sido engullidas por urbanizaciones o erosionadas por los torrentes de agua provocados por la lluvia y los mismos organismos que tanto les preocupa la erosión y que nos acusan de erosionar las sendas no se han acercado a repararlas dejándolas perder. ¿Prohibimos la lluvia?








¿Entonces cuál es el problema real?. El problema real es la hipocresía, sencillamente el no querer compartir las sendas con otros colectivos de montaña, el individualismo y el otorgarnos derechos inexistentes por el simple hecho de “yo llevo pasando por aquí 20 años” , si a eso le añadimos que el “senderismo” es practicado por personas con mando en ayuntamientos y organismos de poder, nos encontramos con un cóctel peligroso.




Aparece así con una doble vara de medir a la hora de legislar sobre el uso de la montaña donde siempre saldremos perdiendo los ciclistas. ¿Cual es la solución?. Hay países donde hay más ciclistas/senderistas en las sendas que aquí como es el caso de Francia y la convivencia en la sendas no es ningún problema.


Ceder el paso a los senderistas en las sendas está bien y es nuestro deber, pero de nada sirve si  el senderista sigue viéndonos como unos “delincuentes” y no entienden que las sendas son espacios multifuncionales donde se pueden practicar varios deportes y no solo el senderismo.







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Una señalización adecuada de las sendas indicando en sus inicios que por ellas circulan bicicletas y senderistas sería un buen paso para empezar esa “pacificación” de colectivos ya que no darían pie ni a unos ni a otros a decir que “por ahí no se puede pasar”. La pacificación entre colectivos debería de ser un objetivo importante en el futuro.




El mantenimiento de sendas por parte de clubs ciclistas,asociaciones ciclistas o grupos locales organizados debería de ser algo muy común, ya que con permisos de las organizaciones competentes en materia medio ambiental de cada zona estas si pueden ser limpiadas y arregladas, si a esto pudiésemos sumar la ayuda de las marcas de ciclismo con donaciones para el mantenimiento de las sendas como pasa en América, tendríamos una red de senderos que sería genial. Los clubs de senderismo se dedican a conseguir estos permisos y patrocinios consiguiendo así limpiar sendas perdidas o arreglar las existentes.



La erosión ya no cuela como arma, las montañas no tienen dueño y la libre circulación por todo el territorio Español está amparada por la constitución. La solución es muy fácil: mantenimiento anual de sendas, sendas con distintivo multifuncional señalizando que son para uso de bicicletas, senderismo y caballos. Cerrando este circulo, campañas de conciliación entre colectivos de que cabemos todos en medios especializados tanto de ciclismo como de senderismo . No es necesario que nadie se quede fuera, la montaña se puede usar de muchas maneras.